La encuesta es la más grande que se haya realizado respecto a este tema, midiendo la opinión de más de 15 mil personas en 32 países del mundo. Si bien Chile se ubica en la parte mediana de la tabla (lugar 13, muy por debajo de países como China y Nigeria, con tasas de uso de software piratas superiores al 80%), la situación sigue siendo preocupante. Más grave aún si a esto sumamos los resultados de un estudio anterior de BSA e IDC Chile, en el cual se indicaba que el 62% de los software que hay en nuestro país son ilegales.
Hace algunos meses, el Gobierno anunció una esperada medida que podría ayudar a bajar las tasas de piratería. La iniciativa consistía en la eliminación del impuesto al software que establece que este tipo de productos debe pagar una tasa de 15%. Al eliminar este impuesto, el precio final de los programas informáticos debiera caer, quitándole peso al argumento de aquellas personas que aseguran usar o comprar software piratas debido al alto costo de los originales. No obstante, pese a que esta medida fue anunciada con "bombos y platillos", todavía no ha sido hecha efectiva.
Aquí surge también la posibilidad de los software libres, que corresponden a programas que pueden ser distribuidos, modificados, redistribuidos, copiados y usados libremente, siendo una alternativa real y legal para los software de pago.
Otra debilidad de nuestro país es la poca preocupación en torno a la propiedad intelectual. Aquí ya no hablamos sólo de software, sino también de libros, películas, ropa y otra serie de artículos. Si bien se han endurecido las medidas de fiscalización, todavía no son suficientes. No existe un control estricto y eficiente sobre el uso y la venta de productos no originales.
También nos hace falta educación respecto a la importancia de la propiedad intelectual y a los daños que se ocasiona a toda la sociedad a la hora de preferir productos no originales. Como país debemos tomar conciencia de que cualquier acto de piratería perjudica a la innovación, a sus creadores y a los propios países. ¿Qué motivación tiene, por ejemplo, un desarrollador de software por crear algo nuevo si antes de que pueda llevarlo al mercado, los piratas ya lo estarán ofreciendo en la vereda de cualquier calle? No hay ninguna y, por ende, esa creación, ese aporte innovador, nunca existirá. Si Chile quiere ser un país desarrollado, debe ser capaz de fomentar sin obstáculos cualquier tipo de innovación y la piratería es sin duda un inhibidor de la misma. Si no tomamos como país las medidas adecuadas para controlar la propagación de productos piratas, evitaremos que diversas industrias alcancen su merecido nivel de desarrollo y con ello continuaremos siendo siempre un país tercermundista que castiga a los esfuerzos innovadores y que fomenta, o al menos no coarta, el surgimiento de los piratas.
