El gasto energético crece año a año, convirtiéndose en un tema pendiente para los gobiernos y compañías a nivel mundial. Sin embargo, al tiempo que aumenta la demanda, disminuye la oferta de energía, lo que complica aún más el panorama. La posibilidad de que las empresas no cuenten con energía para operar se vuelve una amenaza menos futurista
peligrosamente más real. Para competir en la economía global las empresas no tienen más alternativa que hacer crecer su infraestructura tecnológica. Según estudios de IDC, el 2010 entrarán en operación más de 35 millones de nuevos servidores, que demandarán un uso intensivo de energía considerando que en torno a ellos es necesario instalar cientos de otros equipos, entre ellos, UPS, racks, sistemas de cableado y de frío. Esto se agrava al considerar que tradicionalmente las facturas de energía equivalen al 10% del presupuesto total de TI, pero que muy pronto podrán superar el 50%, según datos de Gartner. Camino al ahorro Otras investigaciones de esta consultora estiman que es imposible soportar tal nivel de demanda a nivel mundial. De hecho, estiman que en los próximos años cerca de la mitad de las empresas del planeta no contará con la energía suficiente para que sus centros de datos operen con fluidez. Sólo en EE.UU la situación es alarmante: una investigación de los laboratorios Lawrence Berkeley, reveló que los centros de datos pueden consumir hasta 40 veces más energía que los edificios corporativos tradicionales. La única salida, aseguran los entendidos y autoridades de todo el mundo, es consumir menos energía y reducir el impacto ambiental de los equipos. ¿Cómo lograrlo? Haciendo auditorías especializadas en las instalaciones que permitan seguir creciendo, aumentando la eficiencia y disminuyendo los consumos en energía. Si para crecer es fundamental contar con una plataforma tecnológica robusta y una red eléctrica capaz de alimentarla, la alternativa de instalar equipos que permitan ahorrar energía sin perder productividad se proyecta como una de las decisiones más acertadas. Es el caso de los UPS, que protegen la infraestructura tecnológica de las empresas proveyendo la energía necesaria cuando el suministro eléctrico se ve interrumpido. Los modelos más avanzados permiten ahorrar espacio, reduciendo costos en arrendamiento, infraestructura y enfriamiento. Economía verde Pero la escasez de energía no es el único problema. La otra crisis mundial es que las emisiones contaminantes al medioambiente crecen sin parar. Como indican informes del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático), sólo desde 1970 al 2004 aumentaron en 70%, y una de las fuentes de contaminación que se han incrementado desde comienzos del 2000 son las actividades relacionadas con el uso de las TI. Según estudios de Gartner, sólo ellas son responsables de más del 2% del CO2 en la atmósfera; similar al impacto provocado por la industria de la aviación. Hacer que la economía y la ecología caminen juntas es uno de los grandes desafíos de este siglo. Es por eso que muchas empresas han incorporado el concepto medioambiental a sus estrategias de marketing y otras, como Tripp Lite, la han convertido en su filosofía, llegando más allá de lo que exige la legislación actual. |